JESÚS NOS INVITA A VIVIR SU MISTERIO PASCUAL
(PURIFICACIÓN E ILUMINACIÓN)



1. ¿Qué es la Purificación e Iluminación?

La purificación e iluminación es un tiempo breve pero intenso, en el cual los catecúmenos acrecientan su deseo de renovarse interiormente, para vivir como hijos y discípulos de Jesucristo, disponiéndose así para la celebración de los Sacramentos de Iniciación.

En este tiempo reconocemos e invocamos la acción del Espíritu Santo que nos configura con Cristo (Enc. 33), intensificamos el encuentro con el Señor a través de la oración (Enc. 34), acogemos la presencia de la Virgen María como madre y modelo de los discípulos (Enc. 35) y abrazamos con mayor decisión a Jesús Resucitado como el Agua viva que realiza en nosotros la vida plena (Enc. 36) y como la Luz que conduce nuestra existencia para vivir como hijos de la luz en medio del mundo (Enc. 37).

En este tiempo queremos que los catecúmenos puedan purificar su corazón según el querer de Dios y se dejen iluminar por el Señor que los bendice especialmente con la gracia de los sacramentos que celebrarán al finalizar la etapa.

2. Objetivo de la etapa

Favorecer en los catecúmenos la renovación de la mente y el corazón para que, por la acción del Espíritu Santo que los configura con Cristo y fortalece sus disposiciones personales, puedan participar en la Muerte y Resurrección de Jesús por la celebración o renovación de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana y vivir como hijos de Dios en la Iglesia y en el mundo.

3. Estructura

La Purificación e iluminación contempla 5 encuentros y 6 celebraciones: “Elección para los Sacramentos de Iniciación Cristiana” (después del encuentro 35), “Tercer Examen” (después del encuentro 37), Recitación del Símbolo de la Fe, Effetá e Imposición del Nombre Cristiano (al finalizar el retiro) y “Celebración de los sacramentos de Iniciación Cristiana”, además de un Retiro sugerido para el Sábado Santo.

La etapa se desarrolla en dos momentos: Adviento y Cuaresma. En Adviento se realizan los tres primeros encuentros y la Celebración de Elección, con la cual se suspende la preparación por el período de vacaciones. En marzo, ya en Cuaresma, se reinicia la preparación con los dos encuentros restantes, las celebraciones respectivas, el Retiro final y la Celebración de los Sacramentos de Iniciación.

Los últimos encuentros (36 y 37) recogen el espíritu de las celebraciones del Primer y Segundo Examen, propuestas por el Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos. Por ello incluyen algunos de sus elementos como los Salmos, textos bíblicos y oraciones .

4. Metodología

La experiencia comunitaria, que ha venido desarrollando la fraternidad (Koinonía), el aprecio por la Palabra de Dios (Profecía) y el servicio de los demás (Diaconía), se ve enriquecida en este tiempo por un desarrollo más intenso de la oración y la vida Litúrgica, especialmente por la celebración de los Sacramentos de Iniciación Cristiana.

En esta etapa se sigue favoreciendo la autonomía de los catecúmenos, iniciada en el Catecumenado, entregando la animación y conducción de diversos momentos del encuentro.

Los encuentros contemplan las tres grandes secciones de la etapa anterior, dentro de las cuales se desarrollan los cuatro momentos catequísticos: 1. Momento de la experiencia, 2. Momento del anuncio, 3. Momento del compromiso y la misión y 4. Momento de la oración y la alabanza.

No obstante, se introducen algunos cambios y estrategias para favorecer el objetivo de la etapa, la estructura queda así:

    • El Espíritu Santo es el principal catequista que introduce a los catecúmenos en la vida cristiana. Esto, que vale para todo el Catecumenado, es especialmente oportuno para la Purificación e Iluminación.
    • Por ello, todos los encuentros comienzan invocando su nombre y refieren permanentemente a Él.
    • En cada uno de los encuentros se estimula el desarrollo de una actitud que ayude a los catecúmenos a profundizar la amistad con Jesús y los disponga adecuadamente para la celebración de los sacramentos: Vivir con humildad (33), Escuchar a Dios (34), Dejarse acompañar (35), Confiar y abandonarse en Dios (36) y Vivir desde la fe (37).
    • El momento de la experiencia (“Jesús nos invita a mirar la vida”) presenta a los catecúmenos el testimonio de algunos santos como ejemplo de la transformación cristiana a la que ellos están invitados (San Francisco de Asís (33), Santa Teresa de Los Andes (34), Santa María de Guadalupe (35), San Alberto Hurtado (36) y el Beato Ceferino Namuncurá (37).
    • Se ha enriquecido el momento catequístico del anuncio (“Jesús nos anuncia el Reino por su Palabra”) con sugerencias para disponerse a escuchar la Palabra y acogerla en actitud de oración.
    • Las actividades tienen un carácter más personal, sin descuidar el aporte de la comunidad.

Se mantiene en el Libro del Catecúmeno la sección “Para crecer en la fe”. Sin embargo, se incrementan los textos de los Santos para favorecer el logro del propósito de esta etapa.